El informe del CPI de septiembre muestra que la inflación está disminuyendo en general, pero no en las áreas que más importan. La buena noticia es que los precios de cosas como coches usados, servicios médicos, transporte y ropa están estancados o en caída, por lo que la inflación subyacente resultó ser ligeramente más baja de lo esperado (3.0% frente a 3.1%), y eso le da a la Reserva Federal margen para recortar tasas sin arriesgarse de inmediato a una inflación descontrolada. Pero bajo la superficie, todavía hay serias preocupaciones. La más grande son los costos de vivienda, que incluyen el alquiler y el equivalente de alquiler de propietarios (el costo de vivir en tu propia casa), y estos siguen aumentando más del 5.5% interanual. La vivienda representa la mayor parte del índice de inflación subyacente, así que mientras el alquiler se mantenga alto, la Fed no puede decir con confianza que la inflación está bajo control. Otra preocupación es que servicios como el cuidado personal y la comida en casa siguen aumentando más rápido de lo normal, lo que sugiere que las presiones salariales o la demanda persistente podrían mantener la inflación elevada. Así que, aunque los números generales apoyan un recorte de tasas el 29 de octubre, es probable que la Fed se mantenga cautelosa y siga señalando que cualquier recorte futuro depende de si la inflación de la vivienda finalmente se enfría. Si no lo hace, los mercados podrían comenzar a temer que la Fed esté aflojando demasiado pronto, lo que podría desencadenar preocupaciones de estanflación, donde la inflación se mantiene alta mientras el crecimiento se desacelera. Esto crea un entorno complicado: "alcista" a corto plazo para los mercados, pero frágil bajo la superficie si la inflación no continúa disminuyendo en todos los ámbitos.