Recientemente, las noticias sobre el colapso total del mercado han inundado las pantallas. En un informe de una plataforma líder, el trader Oriano Lizza de CMC Markets dijo algo muy doloroso: esta caída no es en realidad injusta, la valoración ya no podía sostenerse.

¿Qué es más duro? Esta vez no es solo un sector el que está sufriendo, las acciones, los bonos y los activos criptográficos, casi todo lo que se puede negociar está cayendo. Este tipo de venta "a lo grande" ha llevado el nivel de pánico de los inversores al máximo.

A decir verdad, esto tiene su inevitabilidad. Durante ese tiempo pasado, muchos activos claramente tenían fundamentos débiles, pero, debido a la excelente liquidez, siguieron subiendo, y la burbuja se iba inflando cada vez más. Cuando el mercado ya no encuentra nuevas historias que contar, la vuelta a la valoración se convierte en un desenlace del que no se puede escapar. La "caída que llega tarde" que mencionan los traders, en esencia, es el mercado desinflando precios inflados. Y ahora, esta venta indiscriminada ya muestra que el pánico se ha extendido de lo local a lo global: todos están tratando de escapar.

El miedo tiene una característica: se amplifica por sí mismo. En los mercados financieros tradicionales, el "efecto manada" a menudo lleva a las personas a seguir comprando y vendiendo sin parar. En el mercado de criptomonedas, esto es aún más exagerado, ya que la volatilidad es alta y la rapidez con la que se contagian las emociones es ridícula. Cuando todos los activos se hunden al mismo tiempo, los inversores pueden caer fácilmente en una ansiedad colectiva y luego seguir la corriente para vender, formando un ciclo vicioso de "caída → pánico → nueva caída". A corto plazo, el precio puede desviarse de manera ridícula, pero a largo plazo, volverá al valor que le corresponde.

Por lo tanto, lo que más necesitamos ahora puede que no sea estar mirando las velas, sino pensar claramente cuánto valen realmente los activos que tenemos en nuestras manos.