El mapa de poder del mundo se está redibujando. La globalización no está desapareciendo, se está fragmentando en esferas competitivas, con la influencia desplazándose hacia el este desde los tradicionales bastiones occidentales. Justo en la encrucijada se encuentra Hong Kong, la ciudad que ha hecho un arte de ser el socio comercial de todos. Mientras otros eligen bandos, este centro financiero apuesta por un enfoque diferente: extraer valor de cada alianza cambiante. Es el movimiento de comisionista definitivo en una era donde la neutralidad podría ser el filo más afilado.