Aún me estremezco al recordar el colapso de aquel día.
En la mañana, ETH se mantenía cerca de 3900 dólares. Vi que al mediodía cayó a 3710, y mis manos comenzaron a picar: "¿No se compra en esta posición?" Con la cabeza caliente, decidí arriesgarme y abrir una posición larga. Las siguientes horas fueron como estar en la cárcel, las velas estaban ahí, sin subir ni bajar. Solo miraba la pantalla, ni siquiera bebí un sorbo de agua.
A las diez de la noche, esa aguja me dejó confundido. De 3710 a 3600, fue cuestión de minutos, el precio de liquidación mostraba 3422. En ese momento solo tenía un pensamiento en la cabeza: "¿Cerrar posición? ¿No sería como regalar los cientos de puntos que he perdido antes?" Al final, me convencí a mí mismo de que "después de dormir, tal vez se recupere", así que me acosté a la fuerza.
Al abrir los ojos al día siguiente, 3650, no está mal. Incluso estaba investigando los niveles de soporte, y de repente, diez minutos después, otra caída abrupta, 3550. En ese momento, todavía estaba en un autoengaño: "Esos de Wall Street no pueden dejar que ETH caiga así". Hasta que a la una de la mañana rompió los 3400, en el instante en que apareció la notificación de liquidación forzada, realmente desperté: perdí.
¿Dónde fallé? Cuando no tengo suficiente capital para mantener la posición y no hay nadie que me ayude, es aún más difícil cerrar la posición y minimizar las pérdidas. Pero esta lección ha valido la pena, me ha enseñado que la mentalidad de suerte es el veneno del trading de contratos, y que el stop loss siempre es más importante que intentar comprar en el fondo.
No importa haber fallado cien veces, siempre y cuando la próxima vez puedas aprovechar esa oportunidad, siempre que sigas vivo.
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Aún me estremezco al recordar el colapso de aquel día.
En la mañana, ETH se mantenía cerca de 3900 dólares. Vi que al mediodía cayó a 3710, y mis manos comenzaron a picar: "¿No se compra en esta posición?" Con la cabeza caliente, decidí arriesgarme y abrir una posición larga. Las siguientes horas fueron como estar en la cárcel, las velas estaban ahí, sin subir ni bajar. Solo miraba la pantalla, ni siquiera bebí un sorbo de agua.
A las diez de la noche, esa aguja me dejó confundido. De 3710 a 3600, fue cuestión de minutos, el precio de liquidación mostraba 3422. En ese momento solo tenía un pensamiento en la cabeza: "¿Cerrar posición? ¿No sería como regalar los cientos de puntos que he perdido antes?" Al final, me convencí a mí mismo de que "después de dormir, tal vez se recupere", así que me acosté a la fuerza.
Al abrir los ojos al día siguiente, 3650, no está mal. Incluso estaba investigando los niveles de soporte, y de repente, diez minutos después, otra caída abrupta, 3550. En ese momento, todavía estaba en un autoengaño: "Esos de Wall Street no pueden dejar que ETH caiga así". Hasta que a la una de la mañana rompió los 3400, en el instante en que apareció la notificación de liquidación forzada, realmente desperté: perdí.
¿Dónde fallé? Cuando no tengo suficiente capital para mantener la posición y no hay nadie que me ayude, es aún más difícil cerrar la posición y minimizar las pérdidas. Pero esta lección ha valido la pena, me ha enseñado que la mentalidad de suerte es el veneno del trading de contratos, y que el stop loss siempre es más importante que intentar comprar en el fondo.
No importa haber fallado cien veces, siempre y cuando la próxima vez puedas aprovechar esa oportunidad, siempre que sigas vivo.