Los que hacen contratos lo entienden: ganar dinero es como un tornado, perderlo es más rápido que pasar las páginas de un libro.
Hace dos meses, un amigo vino a verme con los ojos rojos—antes, sin pensar, sin estrategia, perdió más de 50,000 dólares y solo le quedaban 4,600 dólares, que apretó con los dientes como su último patrimonio.
¿Y ahora? La cuenta subió directamente a más de 200,000 dólares.
No pienses que fue suerte, sino que se basa en varias reglas de hierro que se siguen hasta el final:
Primero, dividir el capital. 4,600 dólares en 10 partes, y cada vez arriesgar solo 460 dólares. ¿Ganar un 20%-30%? Cerrar y salir, nunca ser codicioso. ¿Ver mal la dirección? Detenerse en la línea de pérdida y salir inmediatamente, con una pérdida máxima del 5%. Cortarse un dedo siempre es mejor que perder un brazo, ¿verdad?
Luego, gestionar la mentalidad. ¿Perdiste tres operaciones seguidas? Apaga la máquina. Cuando el mercado está caótico, cuanto más ansías, más pierdes. Siempre hay oportunidades en el mercado, pero una mente fría no siempre está presente.
Después, asegurar las ganancias. Cada vez que ganes 5000 dólares, retira la mitad. Las cifras en la cuenta son solo números flotantes, lo que importa es lo que tienes en el bolsillo. Aunque después pierdas, al menos tienes dinero real en mano.
Por último, recuerda: nunca arriesgues todo. La inversión en una sola operación no debe superar el 10% del capital total. Con una posición ligera, la mentalidad es estable y no te asustarán las pequeñas oscilaciones. Cuando llegue la verdadera tendencia, aumenta la posición de forma moderada y las ganancias se ampliarán naturalmente.
En el mundo de los contratos, no se trata de quién es más agresivo, sino de quién puede durar más. El mercado todavía está acumulando energía, si quieres aprovechar la próxima ola, no pierdas la oportunidad.
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Los que hacen contratos lo entienden: ganar dinero es como un tornado, perderlo es más rápido que pasar las páginas de un libro.
Hace dos meses, un amigo vino a verme con los ojos rojos—antes, sin pensar, sin estrategia, perdió más de 50,000 dólares y solo le quedaban 4,600 dólares, que apretó con los dientes como su último patrimonio.
¿Y ahora? La cuenta subió directamente a más de 200,000 dólares.
No pienses que fue suerte, sino que se basa en varias reglas de hierro que se siguen hasta el final:
Primero, dividir el capital. 4,600 dólares en 10 partes, y cada vez arriesgar solo 460 dólares. ¿Ganar un 20%-30%? Cerrar y salir, nunca ser codicioso. ¿Ver mal la dirección? Detenerse en la línea de pérdida y salir inmediatamente, con una pérdida máxima del 5%. Cortarse un dedo siempre es mejor que perder un brazo, ¿verdad?
Luego, gestionar la mentalidad. ¿Perdiste tres operaciones seguidas? Apaga la máquina. Cuando el mercado está caótico, cuanto más ansías, más pierdes. Siempre hay oportunidades en el mercado, pero una mente fría no siempre está presente.
Después, asegurar las ganancias. Cada vez que ganes 5000 dólares, retira la mitad. Las cifras en la cuenta son solo números flotantes, lo que importa es lo que tienes en el bolsillo. Aunque después pierdas, al menos tienes dinero real en mano.
Por último, recuerda: nunca arriesgues todo. La inversión en una sola operación no debe superar el 10% del capital total. Con una posición ligera, la mentalidad es estable y no te asustarán las pequeñas oscilaciones. Cuando llegue la verdadera tendencia, aumenta la posición de forma moderada y las ganancias se ampliarán naturalmente.
En el mundo de los contratos, no se trata de quién es más agresivo, sino de quién puede durar más. El mercado todavía está acumulando energía, si quieres aprovechar la próxima ola, no pierdas la oportunidad.