Un hombre entra en un café de un pequeño pueblo presumiendo en voz alta:
"Soy la persona más justa que jamás conocerás. ¡Trato a todos por igual!"
El camarero levanta una ceja. "¿Oh, de verdad? Entonces, ¿por qué siempre tomas la porción más grande de pastel cada vez que estás aquí?"
El hombre sonríe con orgullo: “Bueno, alguien tiene que enseñarle al resto de ustedes el valor de compartir.”
El camarero suspira, “Señor, tomar todo para usted mismo y llamarlo ‘compartir’ no lo hace justo.”
El hombre asiente con confianza: "Por supuesto que sí. Yo comparto la lección, tú compartes la cuenta."
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Un hombre entra en un café de un pequeño pueblo presumiendo en voz alta:
"Soy la persona más justa que jamás conocerás. ¡Trato a todos por igual!"
El camarero levanta una ceja.
"¿Oh, de verdad? Entonces, ¿por qué siempre tomas la porción más grande de pastel cada vez que estás aquí?"
El hombre sonríe con orgullo:
“Bueno, alguien tiene que enseñarle al resto de ustedes el valor de compartir.”
El camarero suspira,
“Señor, tomar todo para usted mismo y llamarlo ‘compartir’ no lo hace justo.”
El hombre asiente con confianza:
"Por supuesto que sí. Yo comparto la lección, tú compartes la cuenta."