¿El juego que compraste es realmente tuyo?

¿Ese gran título AAA por el que pagaste 70 euros? No. ¿Tu biblioteca digital acumulada durante años? Es solo un contrato de alquiler: si cambian los términos, lo pierdes todo.

Hoy en día, las editoras de videojuegos son los caseros y los jugadores, inquilinos a largo plazo. Si cierran los servidores o retiran el juego de la tienda, tu inversión desaparece al instante. Los mercados grises proliferan, pero los desarrolladores no ven ni un céntimo.

Por eso, la aplicación de blockchain y los NFT en los videojuegos no es una moda financiera, sino una auténtica revolución del sector.

**¿Para qué sirven los NFT?**

En pocas palabras, son un certificado de autenticidad. Cuando compras un juego, obtienes una licencia NFT única, registrada para siempre en la blockchain: no se puede modificar, borrar ni controlar.

¿Y después?

✓ Propiedad real: el juego es tuyo, como un libro en tu estantería
✓ Mercado secundario: cuando terminas puedes revenderlo, recuperar la inversión o sacar beneficio
✓ Ingresos continuos para el desarrollador: cada venta genera automáticamente una comisión (por ejemplo, un 10%)
✓ Fin de los mercados grises: ¿por qué arriesgarse en webs ilegales?

**El futuro va más allá**

Imagina que la legendaria espada que consigues en un RPG pueda aparecer como skin en un juego de carreras. Tus objetos de juego atraviesan diferentes mundos, formando una cartera digital realmente tuya. Si inviertes en un juego minoritario y se vuelve popular, tu NFT puede multiplicar su valor.

Esto no es solo jugar: es la democratización definitiva de la propiedad digital.

La mayor mentira de la industria del videojuego está a punto de quedar al descubierto.