Esta reciente ola de medidas regulatorias ha pillado a muchos por sorpresa.

En el continente se han movido rápido: 13 departamentos se han unido para declarar que las stablecoins entran directamente en la categoría de actividades financieras ilegales. No solo está prohibida la emisión y el intercambio, sino que también han bloqueado los canales de financiación. Este año se han desmantelado 342 casos, interceptando cerca de 5.000 millones de yuanes. El objetivo es claro: allanar el camino para los pagos transfronterizos con el yuan digital, un mercado de más de 10 billones.

En Hong Kong la estrategia es diferente. Tras la entrada en vigor de la "Ordenanza de Stablecoins", el USDT ha sido retirado para los minoristas y solo los inversores profesionales pueden operar con él. Aún no se ha emitido ni una sola licencia: las instituciones no bancarias deben aportar 25 millones de HKD de capital desembolsado y la reserva debe estar cubierta al 100% con liquidez. Estos requisitos buscan filtrar a los participantes: los pequeños quedan fuera y los fondos se dirigen realmente a negocios de comercio transfronterizo y cadenas de suministro.

El mercado se está reconfigurando. En el continente, el comercio OTC de USDT ha caído en picado; se acabó la era en la que acaparaba el 90% del mercado. Los fondos ahora se dirigen hacia el yuan digital o buscan herramientas offshore reguladas. En cambio, Hong Kong está atrayendo a grandes actores como Sequoia, gracias a sus elevados requisitos, con la intención de construir un nuevo marco regulatorio.

Entre la restricción y la flexibilidad, en realidad se está jugando una gran partida: "limpieza interna, domesticación offshore". ¿Ha llegado la primavera para los actores regulados? ¿O los ciudadanos de a pie deberían ir pensando en su retirada? ¿Has reajustado ya tus posiciones?