Este acuerdo entre Rusia e India ha sido todo un bombazo: 140 cazas Su-57E, y en cuanto salió esa cifra, todo el mundo militar se revolucionó. Putin acababa de regresar de Nueva Delhi y ya lo anunció oficialmente, una rapidez que pilló a todos por sorpresa.
En India, realmente tienen prisa. La fuerza aérea ha pasado de 39 escuadrones a solo 29; tras la retirada masiva de los MiG-21, que llevaban décadas en servicio, el déficit de capacidad combativa es evidente. Según su propia planificación estratégica, para mantener la superioridad regional necesitan al menos 42-43 escuadrones, así que ese agujero hay que taparlo cuanto antes.
Antes estuvieron mirando los F-35A durante un buen tiempo, pero los estadounidenses no dieron su brazo a torcer: te vendemos los aviones, pero ¿la tecnología? Ni lo sueñes. India ya está cansada de ese juego de “te vendo el producto pero no la receta”.
En esta ocasión, Rusia sí ha sido generosa: primero entregarán 40 unidades listas para cubrir la urgencia, y las otras 100 se fabricarán directamente en una línea de producción en Nashik, permitiendo que la propia India los monte. Más aún, están dispuestos a transferir tecnologías clave como el recubrimiento furtivo y el radar de barrido electrónico activo, e incluso a abrir los códigos fuente de los sistemas embarcados. Esto, hace unos años, habría sido impensable; ahora se ha convertido en moneda de cambio.
La producción local, además, permite reducir el precio unitario, así que, hagan como hagan las cuentas, sale a cuenta.
Eso sí, Rusia no está haciendo caridad. Sus exportaciones militares se han reducido a la mitad en los últimos cuatro años, y en casa solo han pedido 76 Su-57; la financiación para el desarrollo de la próxima generación de cazas casi se ha agotado. Con este contrato de 140 unidades, no solo recuperan fondos, sino que convierten a India en su “piso piloto”: Argelia ya ha mostrado interés y puede que haya más compradores en fila.
Esta operación, en resumen, es un intercambio de necesidades: India cubre su déficit de capacidad y accede a tecnología, mientras Rusia gana dinero y consolida su base de exportaciones militares. Si de verdad se materializan esos 140 aviones, el equilibrio de fuerzas en el cielo del sur de Asia tendrá que reconfigurarse. ¿Cómo seguirá la cosa? Habrá que ver cómo avanza el calendario de entregas.
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LightningClicker
· hace12h
Hmm... Rusia ha jugado una jugada bastante audaz, incluso han puesto todo el código técnico sobre la mesa.
Si realmente llegan los 140 aparatos, la India va a despegar.
Vaya, el MiG-21 está a punto de retirarse al museo, ahora por fin lo compensan.
Rusia ahora tampoco tiene muchas opciones, sus exportaciones se han desplomado y depende de este pedido de la India para recuperarse.
En Estados Unidos, vender el F-35 es todo un juego de cajas negras, mientras que Rusia es mucho más transparente; la diferencia es notable.
La situación en el sur de Asia va a cambiar de nuevo.
El ritmo de las entregas es lo más importante, los números en papel solo valen si se cumplen.
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MoneyBurner
· hace12h
Madre mía, ¿140 unidades y directamente montan la línea de producción en la India? Este truco ya lo vi cuando subían el precio mínimo de los NFT blue chip: primero te dan un poco de miel y luego te despluman.
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BoredWatcher
· hace12h
Ja, esta vez la India realmente ha quedado asqueada por Estados Unidos, y se ha girado directamente hacia los brazos de Rusia.
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¿140 unidades? Esa cifra suena bien, pero ¿puede Rusia entregarlas a tiempo? Con la situación actual de la guerra…
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Si se atreven a dar la tecnología clave, es que Rusia realmente está desesperada, aunque eso al final favorece a la India.
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La fórmula estadounidense de "producto terminado + prohibiciones" es exasperante, no es de extrañar que la India prefiera elegir a Rusia.
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Construir una línea de producción en Nashik es una jugada maestra: reduce costes y localiza la producción, la India realmente ha salido ganando esta vez.
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Me recuerda a la historia del F-16; el control estadounidense siempre ha sido demasiado obvio.
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El verdadero reto es el calendario de entregas: para producir 140 unidades, harán falta al menos cinco años, ¿no?
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Parece que el sur de Asia va a cambiar; Pakistán no podrá quedarse de brazos cruzados.
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Rusia está desesperada y vende su tecnología… No es de extrañar que estén sin dinero.
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Por fin la Fuerza Aérea de la India podrá respirar durante estos tres o cuatro años; el agujero dejado por la retirada de los MiG-21 al fin se tapará.
Este acuerdo entre Rusia e India ha sido todo un bombazo: 140 cazas Su-57E, y en cuanto salió esa cifra, todo el mundo militar se revolucionó. Putin acababa de regresar de Nueva Delhi y ya lo anunció oficialmente, una rapidez que pilló a todos por sorpresa.
En India, realmente tienen prisa. La fuerza aérea ha pasado de 39 escuadrones a solo 29; tras la retirada masiva de los MiG-21, que llevaban décadas en servicio, el déficit de capacidad combativa es evidente. Según su propia planificación estratégica, para mantener la superioridad regional necesitan al menos 42-43 escuadrones, así que ese agujero hay que taparlo cuanto antes.
Antes estuvieron mirando los F-35A durante un buen tiempo, pero los estadounidenses no dieron su brazo a torcer: te vendemos los aviones, pero ¿la tecnología? Ni lo sueñes. India ya está cansada de ese juego de “te vendo el producto pero no la receta”.
En esta ocasión, Rusia sí ha sido generosa: primero entregarán 40 unidades listas para cubrir la urgencia, y las otras 100 se fabricarán directamente en una línea de producción en Nashik, permitiendo que la propia India los monte. Más aún, están dispuestos a transferir tecnologías clave como el recubrimiento furtivo y el radar de barrido electrónico activo, e incluso a abrir los códigos fuente de los sistemas embarcados. Esto, hace unos años, habría sido impensable; ahora se ha convertido en moneda de cambio.
La producción local, además, permite reducir el precio unitario, así que, hagan como hagan las cuentas, sale a cuenta.
Eso sí, Rusia no está haciendo caridad. Sus exportaciones militares se han reducido a la mitad en los últimos cuatro años, y en casa solo han pedido 76 Su-57; la financiación para el desarrollo de la próxima generación de cazas casi se ha agotado. Con este contrato de 140 unidades, no solo recuperan fondos, sino que convierten a India en su “piso piloto”: Argelia ya ha mostrado interés y puede que haya más compradores en fila.
Esta operación, en resumen, es un intercambio de necesidades: India cubre su déficit de capacidad y accede a tecnología, mientras Rusia gana dinero y consolida su base de exportaciones militares. Si de verdad se materializan esos 140 aviones, el equilibrio de fuerzas en el cielo del sur de Asia tendrá que reconfigurarse. ¿Cómo seguirá la cosa? Habrá que ver cómo avanza el calendario de entregas.