Después de varios años moviéndome en este mundillo, he descubierto que sobrevivir es mucho más importante que hacerse rico de golpe.
No es alarmismo: he visto demasiada gente con unos números en la cuenta tan bonitos que parecían obras de arte, y al final ni siquiera pudieron conservar el capital inicial.
Ahora tengo una costumbre extraña: cuando el mercado no está claro, prefiero pasar el rato viendo vídeos cortos, y ni siquiera toco la pantalla de operaciones. ¿Por qué? Porque esto del trading es como la pesca: si el pez no ha picado, ¿de qué sirve levantar la caña a lo tonto?
Sobre el tiempo de mirar gráficos, tengo mi propio ritmo.
¿Las fluctuaciones durante el día? Nueve de cada diez veces son cortinas de humo. Los grandes mueven el mercado de un lado a otro, meten mechas para asustar a los minoristas, dibujan sombras para tentarte a entrar. La verdadera dirección suele aparecer después de las nueve de la noche, cuando los europeos y americanos se despiertan, entra el dinero de verdad y la tendencia muestra su cara real.
En cuanto a ganar dinero, soy muy simple.
En cuanto la cuenta está en verde, siempre retiro una parte del beneficio —por ejemplo, si gano 1.000U, al menos saco 300U directos a la cuenta bancaria. Puede que te parezca una tontería, pero te lo digo claro: solo el dinero que sale del exchange es realmente tuyo.
He visto con mis propios ojos a gente con cifras en la cuenta suficientes para comprar un coche, y tras una corrección lo han perdido todo, volviendo a casa en bici compartida. Las ganancias flotantes no son dinero, solo los retiros lo son.
Sobre análisis técnico, no me complico la vida.
Antes de abrir una operación solo miro tres cosas: si hay suficiente momentum, si la posición es la adecuada y si queda espacio para el movimiento. Si no se cumplen, cierro el gráfico sin dudar; al fin y al cabo, oportunidades hay cada día, pero vidas solo una. En el móvil tengo un par de combinaciones de indicadores, no para parecer profesional, sino para obligarme a mirar dos veces antes de ser impulsivo.
En cuanto al stop loss, soy aún más estricto.
Delante del ordenador uso stop loss dinámico: si el precio sube, muevo el stop hacia arriba, todo lo que pueda bloquear de beneficio, bienvenido sea. ¿Y si salgo de casa? Entonces sí o sí stop loss fijo, dejo margen para la volatilidad del mercado, pero jamás me doy espacio para la esperanza.
Y tengo una regla inamovible: todos los viernes a las tres de la tarde, independientemente de cuánto haya ganado esa semana, retiro parte de los beneficios a la cuenta real.
Es mi "liquidación mental" con el mercado: por muy bonito que sea el juego de los números, necesitas sentir el dinero real en tus manos. Muchos creen que han ganado, cuando en realidad lo único que ha hecho es bailar una cifra en la pantalla.
Leer gráficos también tiene su truco.
Si te pasas el día mirando velas de 1 hora, es como engancharse a una serie: te emocionas y te agobias en cuestión de minutos. Pero si quieres ir más seguro, tienes que aprender a cambiar a gráficos de 4 horas o incluso diarios para ver la tendencia general. Si el mercado se atasca, no lo fuerces; amplía el marco temporal, igual que cuando separas a dos personas en una pelea: con la mente fría, todo se ve mucho más claro.
Para terminar, unos cuantos consejos que he aprendido con dinero real.
¿Alto apalancamiento? Ni tocarlo. Eso no es una herramienta para multiplicar beneficios, es una picadora diseñada por los grandes. ¿Altcoins? Ni los perros se fijan en ellas. ¿Abrir más de diez operaciones al día? Eso no es trading, eso es ludopatía.
Este mercado, en el fondo, funciona así: cuanto más ansioso estés por cazar oportunidades, más fácil es que te liquiden; cuanto más paciencia tengas, más gordo estará tu monedero.
Si de verdad has llegado hasta aquí, ya tienes más paciencia que la mayoría. Y en el mundo cripto, la paciencia es un bien escaso.
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Después de varios años moviéndome en este mundillo, he descubierto que sobrevivir es mucho más importante que hacerse rico de golpe.
No es alarmismo: he visto demasiada gente con unos números en la cuenta tan bonitos que parecían obras de arte, y al final ni siquiera pudieron conservar el capital inicial.
Ahora tengo una costumbre extraña: cuando el mercado no está claro, prefiero pasar el rato viendo vídeos cortos, y ni siquiera toco la pantalla de operaciones. ¿Por qué? Porque esto del trading es como la pesca: si el pez no ha picado, ¿de qué sirve levantar la caña a lo tonto?
Sobre el tiempo de mirar gráficos, tengo mi propio ritmo.
¿Las fluctuaciones durante el día? Nueve de cada diez veces son cortinas de humo. Los grandes mueven el mercado de un lado a otro, meten mechas para asustar a los minoristas, dibujan sombras para tentarte a entrar. La verdadera dirección suele aparecer después de las nueve de la noche, cuando los europeos y americanos se despiertan, entra el dinero de verdad y la tendencia muestra su cara real.
En cuanto a ganar dinero, soy muy simple.
En cuanto la cuenta está en verde, siempre retiro una parte del beneficio —por ejemplo, si gano 1.000U, al menos saco 300U directos a la cuenta bancaria. Puede que te parezca una tontería, pero te lo digo claro: solo el dinero que sale del exchange es realmente tuyo.
He visto con mis propios ojos a gente con cifras en la cuenta suficientes para comprar un coche, y tras una corrección lo han perdido todo, volviendo a casa en bici compartida. Las ganancias flotantes no son dinero, solo los retiros lo son.
Sobre análisis técnico, no me complico la vida.
Antes de abrir una operación solo miro tres cosas: si hay suficiente momentum, si la posición es la adecuada y si queda espacio para el movimiento. Si no se cumplen, cierro el gráfico sin dudar; al fin y al cabo, oportunidades hay cada día, pero vidas solo una. En el móvil tengo un par de combinaciones de indicadores, no para parecer profesional, sino para obligarme a mirar dos veces antes de ser impulsivo.
En cuanto al stop loss, soy aún más estricto.
Delante del ordenador uso stop loss dinámico: si el precio sube, muevo el stop hacia arriba, todo lo que pueda bloquear de beneficio, bienvenido sea. ¿Y si salgo de casa? Entonces sí o sí stop loss fijo, dejo margen para la volatilidad del mercado, pero jamás me doy espacio para la esperanza.
Y tengo una regla inamovible: todos los viernes a las tres de la tarde, independientemente de cuánto haya ganado esa semana, retiro parte de los beneficios a la cuenta real.
Es mi "liquidación mental" con el mercado: por muy bonito que sea el juego de los números, necesitas sentir el dinero real en tus manos. Muchos creen que han ganado, cuando en realidad lo único que ha hecho es bailar una cifra en la pantalla.
Leer gráficos también tiene su truco.
Si te pasas el día mirando velas de 1 hora, es como engancharse a una serie: te emocionas y te agobias en cuestión de minutos. Pero si quieres ir más seguro, tienes que aprender a cambiar a gráficos de 4 horas o incluso diarios para ver la tendencia general. Si el mercado se atasca, no lo fuerces; amplía el marco temporal, igual que cuando separas a dos personas en una pelea: con la mente fría, todo se ve mucho más claro.
Para terminar, unos cuantos consejos que he aprendido con dinero real.
¿Alto apalancamiento? Ni tocarlo. Eso no es una herramienta para multiplicar beneficios, es una picadora diseñada por los grandes. ¿Altcoins? Ni los perros se fijan en ellas. ¿Abrir más de diez operaciones al día? Eso no es trading, eso es ludopatía.
Este mercado, en el fondo, funciona así: cuanto más ansioso estés por cazar oportunidades, más fácil es que te liquiden; cuanto más paciencia tengas, más gordo estará tu monedero.
Si de verdad has llegado hasta aquí, ya tienes más paciencia que la mayoría. Y en el mundo cripto, la paciencia es un bien escaso.