La gente que aguanta en el mundo de las criptomonedas: nunca esperamos la vela K, sino el amanecer
El gráfico de las 3 de la mañana, igual que tus ojos enrojecidos por aguantar, está lleno de insatisfacción.
Miras esa vela verde bajista de ZEC, recuerdas los picos que perseguías antes, también la certeza al comprar en el fondo. Has calculado los niveles de soporte, vigilado la tasa de financiación, esperas que una gran vela alcista surja del suelo, pero una y otra vez solo recibes oscilaciones a la baja.
En el mundo de las criptomonedas, no hay días sin dificultades. Algunos ganan dinero rápido con suerte, pero luego lo pierden con su propia habilidad; otros mantienen su fe y aguantan las ondas, pero son aplastados por la regulación y el mercado. Siempre decimos “otros tienen miedo, yo soy codicioso”, pero cuando tu cuenta se vuelve verde, ¿quién puede mantener la calma?
No es que ignoremos los riesgos, simplemente no queremos rendirnos tan fácilmente. Esas noches en vela vigilando el mercado, esas mañanas revisando una y otra vez, esas discusiones con amigos sobre si subiría o bajaría, ya se han convertido en una obsesión grabada en lo más profundo de nuestro ser.
En realidad, nunca esperamos una sola vela alcista, ni un aumento repentino en un punto específico, sino la confianza para soportar el invierno, la certeza de que la tendencia cambiará.
No te apresures, antes de que llegue el viento, primero mantén la calma.
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La gente que aguanta en el mundo de las criptomonedas: nunca esperamos la vela K, sino el amanecer
El gráfico de las 3 de la mañana, igual que tus ojos enrojecidos por aguantar, está lleno de insatisfacción.
Miras esa vela verde bajista de ZEC, recuerdas los picos que perseguías antes, también la certeza al comprar en el fondo. Has calculado los niveles de soporte, vigilado la tasa de financiación, esperas que una gran vela alcista surja del suelo, pero una y otra vez solo recibes oscilaciones a la baja.
En el mundo de las criptomonedas, no hay días sin dificultades. Algunos ganan dinero rápido con suerte, pero luego lo pierden con su propia habilidad; otros mantienen su fe y aguantan las ondas, pero son aplastados por la regulación y el mercado. Siempre decimos “otros tienen miedo, yo soy codicioso”, pero cuando tu cuenta se vuelve verde, ¿quién puede mantener la calma?
No es que ignoremos los riesgos, simplemente no queremos rendirnos tan fácilmente. Esas noches en vela vigilando el mercado, esas mañanas revisando una y otra vez, esas discusiones con amigos sobre si subiría o bajaría, ya se han convertido en una obsesión grabada en lo más profundo de nuestro ser.
En realidad, nunca esperamos una sola vela alcista, ni un aumento repentino en un punto específico, sino la confianza para soportar el invierno, la certeza de que la tendencia cambiará.
No te apresures, antes de que llegue el viento, primero mantén la calma.