¿Alguna vez te has preguntado cuánto de tu cartera debería destinar a acciones tecnológicas o a cualquier posición individual? La respuesta no es una talla única. Según profesionales en el ámbito de la inversión, tu estrategia de asignación debe tener en cuenta tres factores críticos:

Primero, conoce tu tolerancia al riesgo. ¿Puedes soportar fluctuaciones del 30%? ¿O duermes mejor con estabilidad? Tu respuesta define todo.

En segundo lugar, considera tu horizonte temporal. Si estás invirtiendo para la jubilación en 30 años, puedes afrontar la volatilidad de manera diferente a alguien con un objetivo a 5 años.

En tercer lugar, alinéalo con tus metas financieras. ¿Estás construyendo fondos de emergencia? ¿Ahorrando para una casa? Cada objetivo requiere un enfoque diferente.

La conclusión: no existe un porcentaje "correcto" universal. Tu asignación a tecnología—o cualquier otra clase de activo—debe ser un cálculo personal basado en estos tres pilares. Domina estos fundamentos y habrás construido una base para decisiones más inteligentes.