Japón está avanzando con importantes reformas en la gobernanza corporativa, y los resultados son reales. Las juntas directivas están ajustando su funcionamiento, con un enfoque firme en obtener mejores retornos para los accionistas. ¿El efecto dominó? Todo el país se está convirtiendo en un centro de actividad económica. Cuando las empresas comienzan a optimizar el valor para los accionistas, los flujos de capital aumentan, las fusiones y adquisiciones se intensifican y el ecosistema del mercado se vuelve más dinámico. Para los inversores que siguen las tendencias del mercado global, este tipo de cambio estructural en una de las economías más grandes del mundo merece atención: puede redefinir los flujos de capital y el sentimiento en los mercados regionales.