Ayer vi una noticia que me puso tenso al instante: la empresa Berkshire de "Warren Buffett", está asignando a gran escala casi 350,000 millones de dólares a activos en yenes. Hay un torrente de análisis: algunos dicen que está apostando por un aumento de tasas en Japón, otros lo interpretan como un juego de arbitraje monetario.
Pero al mirar este número, en mi mente resuena una y otra vez su famosa frase: "Primera regla: nunca pierdas dinero. Segunda regla: nunca olvides la primera."
Estos 350,000 millones no son un ataque, sino una defensa épica de capital. Este inversor, el más paciente, ha lanzado una señal al mercado global con dinero real: ha percibido la incertidumbre y está construyendo un dique para la posible tormenta de liquidez global que se avecina.
Esto toca directamente el punto. Si incluso Buffett, que persigue inversiones a largo plazo, está transfiriendo urgentemente grandes cantidades de dinero hacia activos considerados refugios seguros, ¿qué debemos planear nosotros, que estamos surfeando en el campo de las criptomonedas, el área de mayor volatilidad global? ¿Dónde se detendrá nuestra arca de activos cuando realmente llegue la próxima gran ola de aversión al riesgo?
Este problema es demasiado urgente como para ser pospuesto. Mi primer paso no es apostar a qué moneda puede resistir la caída, sino revisar cuidadosamente si el "lastre" de mi asignación de activos es lo suficientemente pesado. Después de reflexionar, mi estrategia principal es aumentar aún más la proporción de monedas estables; estos activos estables, validados por el mercado y vinculados a activos reales, son el verdadero ancla que puede atravesar los ciclos del mercado.
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Ayer vi una noticia que me puso tenso al instante: la empresa Berkshire de "Warren Buffett", está asignando a gran escala casi 350,000 millones de dólares a activos en yenes. Hay un torrente de análisis: algunos dicen que está apostando por un aumento de tasas en Japón, otros lo interpretan como un juego de arbitraje monetario.
Pero al mirar este número, en mi mente resuena una y otra vez su famosa frase: "Primera regla: nunca pierdas dinero. Segunda regla: nunca olvides la primera."
Estos 350,000 millones no son un ataque, sino una defensa épica de capital. Este inversor, el más paciente, ha lanzado una señal al mercado global con dinero real: ha percibido la incertidumbre y está construyendo un dique para la posible tormenta de liquidez global que se avecina.
Esto toca directamente el punto. Si incluso Buffett, que persigue inversiones a largo plazo, está transfiriendo urgentemente grandes cantidades de dinero hacia activos considerados refugios seguros, ¿qué debemos planear nosotros, que estamos surfeando en el campo de las criptomonedas, el área de mayor volatilidad global? ¿Dónde se detendrá nuestra arca de activos cuando realmente llegue la próxima gran ola de aversión al riesgo?
Este problema es demasiado urgente como para ser pospuesto. Mi primer paso no es apostar a qué moneda puede resistir la caída, sino revisar cuidadosamente si el "lastre" de mi asignación de activos es lo suficientemente pesado. Después de reflexionar, mi estrategia principal es aumentar aún más la proporción de monedas estables; estos activos estables, validados por el mercado y vinculados a activos reales, son el verdadero ancla que puede atravesar los ciclos del mercado.