La paralización colectiva de los mercados financieros globales, a primera vista, parece una señal de riesgo, pero para los traders de encriptación, esto podría ser una oportunidad subestimada sistemáticamente.
Durante la Navidad, los mercados financieros tradicionales entran en hibernación. Grandes centros de negociación como la Bolsa de Nueva York y la Bolsa de Comercio de Chicago cierran uno tras otro. El 24 de diciembre, las principales bolsas de Sídney, Hong Kong y Europa cierran anticipadamente; los futuros estadounidenses suspenden la negociación en la madrugada del 25. Parece que el mundo entero está de vacaciones, pero detrás de esta pausa ordenada se oculta una zona de vacío de liquidez.
¿Y el mercado de encriptación? 7×24 horas sin dormir ni descansar.
Esto crea una diferencia de tiempo clave: cuando las posiciones abiertas del mercado tradicional, los fondos de arbitraje y la demanda de cobertura no tienen a dónde ir, instintivamente buscan una salida. El mercado de encriptación, al no cerrar nunca, se convierte en el receptor más directo. Una enorme cantidad de fondos se precipita en un punto de conexión donde la liquidez es extremadamente frágil, y la explosión de la volatilidad es casi inevitable.
**¿Cómo enfrentar esta situación?**
Primero, abandona la espera pasiva. Mantén la vista en dos ventanas de tiempo: el cierre del mercado de Asia-Pacífico después del 24 por la tarde, y antes y después del cierre de futuros de EE. UU. en la madrugada del 25. Las fluctuaciones drásticas suelen ocurrir en estos puntos de conexión donde la liquidez es más débil.
En segundo lugar, los fondos deben estar configurados en capas. Se dividen en tres partes: una parte se utiliza para hacer un despliegue en el mercado spot con bajo apalancamiento (apostar por cambios en la dirección), una parte se reserva como margen en caso de una volatilidad extrema, y la última parte es un fondo de seguro absoluto: no se mueve. Recuerda un principio básico: sobrevivir es la única manera de tener la posibilidad de ver un mercado alcista.
Una vez más, el pensamiento inverso es clave. Cuando el mercado tiene expectativas de pánico y se espera que caiga, podría ser el momento en que las instituciones y los grandes inversores están comprando en silencio. La venta en pánico de los minoristas, en cierto sentido, es una oportunidad para que otros acumulen fichas.
Esta vez, la paralización global es como un espejo que refleja claramente que el mercado de encriptación es la verdadera ciudad que nunca duerme: el único corazón financiero que no deja de latir por las festividades. En la volatilidad, algunos son absorbidos, otros navegan sobre las grandes olas. La diferencia radica en si puedes aprovechar esos vacíos de liquidez que desaparecen rápidamente.
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La paralización colectiva de los mercados financieros globales, a primera vista, parece una señal de riesgo, pero para los traders de encriptación, esto podría ser una oportunidad subestimada sistemáticamente.
Durante la Navidad, los mercados financieros tradicionales entran en hibernación. Grandes centros de negociación como la Bolsa de Nueva York y la Bolsa de Comercio de Chicago cierran uno tras otro. El 24 de diciembre, las principales bolsas de Sídney, Hong Kong y Europa cierran anticipadamente; los futuros estadounidenses suspenden la negociación en la madrugada del 25. Parece que el mundo entero está de vacaciones, pero detrás de esta pausa ordenada se oculta una zona de vacío de liquidez.
¿Y el mercado de encriptación? 7×24 horas sin dormir ni descansar.
Esto crea una diferencia de tiempo clave: cuando las posiciones abiertas del mercado tradicional, los fondos de arbitraje y la demanda de cobertura no tienen a dónde ir, instintivamente buscan una salida. El mercado de encriptación, al no cerrar nunca, se convierte en el receptor más directo. Una enorme cantidad de fondos se precipita en un punto de conexión donde la liquidez es extremadamente frágil, y la explosión de la volatilidad es casi inevitable.
**¿Cómo enfrentar esta situación?**
Primero, abandona la espera pasiva. Mantén la vista en dos ventanas de tiempo: el cierre del mercado de Asia-Pacífico después del 24 por la tarde, y antes y después del cierre de futuros de EE. UU. en la madrugada del 25. Las fluctuaciones drásticas suelen ocurrir en estos puntos de conexión donde la liquidez es más débil.
En segundo lugar, los fondos deben estar configurados en capas. Se dividen en tres partes: una parte se utiliza para hacer un despliegue en el mercado spot con bajo apalancamiento (apostar por cambios en la dirección), una parte se reserva como margen en caso de una volatilidad extrema, y la última parte es un fondo de seguro absoluto: no se mueve. Recuerda un principio básico: sobrevivir es la única manera de tener la posibilidad de ver un mercado alcista.
Una vez más, el pensamiento inverso es clave. Cuando el mercado tiene expectativas de pánico y se espera que caiga, podría ser el momento en que las instituciones y los grandes inversores están comprando en silencio. La venta en pánico de los minoristas, en cierto sentido, es una oportunidad para que otros acumulen fichas.
Esta vez, la paralización global es como un espejo que refleja claramente que el mercado de encriptación es la verdadera ciudad que nunca duerme: el único corazón financiero que no deja de latir por las festividades. En la volatilidad, algunos son absorbidos, otros navegan sobre las grandes olas. La diferencia radica en si puedes aprovechar esos vacíos de liquidez que desaparecen rápidamente.