Cuando la ciberseguridad necesita 287 días desde el descubrimiento hasta la respuesta de emergencia, cuando la crisis financiera tarda 11 meses desde su gestación hasta la intervención regulatoria, y cuando el número de proyectos de ley que los legisladores revisan cada año ha caído de 85 en 1980 a 23 (mientras que la complejidad ha aumentado en un 1200%) - el sistema de gobernanza tradicional está fallando.
El problema fundamental radica en la descoordinación de velocidad. Los virus se propagan exponencialmente, mientras que los reguladores aún están en reuniones investigando; los monopolios del mercado se forman en 3 años, pero la legislación antimonopolio necesita 11 años; las negociaciones climáticas tardan un promedio de 7 años en llegar a un acuerdo, y la implementación se retrasa 15 años. La carga cognitiva de la toma de decisiones humanas ya ha superado el límite: la coordinación de políticas entre diferentes campos implica variables que superan la capacidad de procesamiento del cerebro humano, y el resultado siempre es óptimo a nivel local en lugar de óptimo a nivel sistémico.
La idea del protocolo KITE es diferente: construye un motor de gobernanza que puede auto-mantenerse, auto-optimizarse y auto-evolucionar. A través de la modelación de sistemas complejos, las reglas pueden iterar automáticamente, y mediante la preparación ante crisis se reduce el ciclo de respuesta, permitiendo que la lógica de gobernanza de la sociedad digital pase de una reacción pasiva a una evolución activa.
Esto no es ciencia ficción. Esto es, bajo el marco de la gobernanza autónoma, usar la tecnología para compensar la diferencia temporal y cognitiva en la gobernanza humana: permitir que la infraestructura en sí misma tenga capacidades de adaptación, en lugar de quedarse atrapada para siempre en el cuello de botella de la toma de decisiones humanas.
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BlockchainBrokenPromise
· 12-22 22:49
Sin embargo, la decisión humana es la más confiable.
Cuando la ciberseguridad necesita 287 días desde el descubrimiento hasta la respuesta de emergencia, cuando la crisis financiera tarda 11 meses desde su gestación hasta la intervención regulatoria, y cuando el número de proyectos de ley que los legisladores revisan cada año ha caído de 85 en 1980 a 23 (mientras que la complejidad ha aumentado en un 1200%) - el sistema de gobernanza tradicional está fallando.
El problema fundamental radica en la descoordinación de velocidad. Los virus se propagan exponencialmente, mientras que los reguladores aún están en reuniones investigando; los monopolios del mercado se forman en 3 años, pero la legislación antimonopolio necesita 11 años; las negociaciones climáticas tardan un promedio de 7 años en llegar a un acuerdo, y la implementación se retrasa 15 años. La carga cognitiva de la toma de decisiones humanas ya ha superado el límite: la coordinación de políticas entre diferentes campos implica variables que superan la capacidad de procesamiento del cerebro humano, y el resultado siempre es óptimo a nivel local en lugar de óptimo a nivel sistémico.
La idea del protocolo KITE es diferente: construye un motor de gobernanza que puede auto-mantenerse, auto-optimizarse y auto-evolucionar. A través de la modelación de sistemas complejos, las reglas pueden iterar automáticamente, y mediante la preparación ante crisis se reduce el ciclo de respuesta, permitiendo que la lógica de gobernanza de la sociedad digital pase de una reacción pasiva a una evolución activa.
Esto no es ciencia ficción. Esto es, bajo el marco de la gobernanza autónoma, usar la tecnología para compensar la diferencia temporal y cognitiva en la gobernanza humana: permitir que la infraestructura en sí misma tenga capacidades de adaptación, en lugar de quedarse atrapada para siempre en el cuello de botella de la toma de decisiones humanas.