Una decisión del Banco Central de Japón ha sacudido el mercado de criptomonedas global. Tras elevar la tasa de interés a corto plazo al 0.75%, un "festín de arbitraje del yen" que duró varios años se ve obligado a concluir.

Esto suena como noticias lejanas, pero para los inversores que tienen Bitcoin y otros activos de alto riesgo en sus manos, el impacto es directo, casi inmediato. ¿Por qué? Porque en las últimas décadas, el capital internacional se ha financiado en yenes a casi cero costo y luego se ha cambiado a dólares, fluyendo constantemente hacia las acciones y bonos estadounidenses e incluso hacia todo el mercado de criptomonedas. ¿Qué tan loca es este juego de arbitraje? En una palabra: el yen barato es el mayor impulsor de esta burbuja global de activos.

Una vez que la Tasa de interés aumenta, las reglas del juego se reescriben en el acto. Los inversores institucionales comienzan a liquidar posiciones de Arbitraje, se venden grandes cantidades de activos para devolver préstamos con costos más altos en yenes. Las criptomonedas con mejor liquidez y mayor volatilidad se convierten naturalmente en los primeros objetivos a ser eliminados. El precio de Bitcoin cae, y la volatilidad del mercado se dispara.

Sin embargo, el oro se acerca a niveles históricos en esta ronda de turbulencias, marcando un contraste notable. Detrás de esto se refleja una dura realidad: cuando el viento de las finanzas tradicionales cambia, los activos encriptados, a los ojos de los inversionistas institucionales, son mucho menos confiables que el oro, que es una herramienta de refugio mucho más experimentada. Tu vacilación en la aplicación de trading es un reflejo de la reconfiguración del flujo de capital global.