Piénsalo: ordena algo, recíbelo mañana, cero fricción. Hemos normalizado la gratificación instantánea en las compras. Pero aquí está el truco: esa velocidad tiene un verdadero precio ambiental. Cada entrega rápida significa más emisiones, más desperdicio de embalaje, más presión sobre las redes logísticas. ¿La conveniencia que hemos llegado a esperar? Lleva consigo un costo climático que la mayoría de nosotros no vemos. Vale la pena pensar en lo que realmente estamos intercambiando.
Ver originales
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
14 me gusta
Recompensa
14
4
Republicar
Compartir
Comentar
0/400
rugpull_ptsd
· hace2h
A decir verdad, llevo tiempo dándole vueltas a esto. Hacer un pedido con un solo clic para que llegue mañana es genial, pero cada vez que veo esa pila de cajas al recibir un paquete me siento culpable. A veces pienso si debería aprender a esperar, pero cuando realmente lo necesito, no puedo evitar hacerlo.
Ver originalesResponder0
ser_ngmi
· hace10h
Hmm, en realidad ya me he acostumbrado, un día sin recibir mercancía me parece lento... pero al decirlo así, parece que realmente no he pensado en las emisiones de carbono detrás de eso.
Ver originalesResponder0
LiquidatedDreams
· hace10h
Hola... En pocas palabras, hemos desarrollado este hábito, la emoción de recibir el pedido mañana es más importante que cualquier otra cosa. Pero ¿y esas cajas de cartón y los gases de escape? ¡Prácticamente no se ven!
Ver originalesResponder0
GateUser-e87b21ee
· hace11h
Hablando de ello, realmente no pensé que el costo de comprar cosas rápidamente fuera tan alto... Hay tantos paquetes cada día, realmente está contaminando mucho.
Piénsalo: ordena algo, recíbelo mañana, cero fricción. Hemos normalizado la gratificación instantánea en las compras. Pero aquí está el truco: esa velocidad tiene un verdadero precio ambiental. Cada entrega rápida significa más emisiones, más desperdicio de embalaje, más presión sobre las redes logísticas. ¿La conveniencia que hemos llegado a esperar? Lleva consigo un costo climático que la mayoría de nosotros no vemos. Vale la pena pensar en lo que realmente estamos intercambiando.