Diez años de tiempo, para comprimir toda la agonía psicológica que esta vida debe experimentar, soportándola una y otra vez. Solo resistir no es suficiente, también hay que hacer un inventario diario de uno mismo, cambiar poco a poco. Cuánto más profundo sea el cambio, mayor será la retroalimentación en la cuenta.

Las personas que cambian poco pierden rápido, las que cambian mucho pierden lentamente, solo quienes se cambian completamente a sí mismos pueden obtener beneficios. Suena simple, ¿pero qué pasa en la práctica? La gran mayoría no puede hacerlo.

Todo lo que necesita cambiar en las personas son cosas de su interior — esos códigos instintivos escritos en su ADN, que son programas de supervivencia que evolucionaron durante millones de años. Es precisamente este conjunto de programas lo que ha convertido a los humanos en los gobernantes de la Tierra. Irónicamente, esta naturaleza y estos instintos que en la naturaleza son invencibles, en el mercado de trading se vuelven veneno, casi sin excepción llevan a la liquidación.

La naturaleza humana tiene esos defectos: no le gusta reflexionar, sigue sus sentimientos; olvida los principios al ver pequeñas ganancias; es estricto con los demás pero relajado consigo mismo; siempre encuentra excusas para sí mismo; desprecia seguir reglas y prefiere atajos; soporta pérdidas flotantes con dureza, y en ganancias flotantes se apresura a vender; antes de hacer una orden jura y perjura, y al abrir el mercado olvida todo; acumula emociones hasta que se vuelve impulsivo; cuando la emoción se desborda, opera con frecuencia, enfrentándose directamente al mercado... Todo esto requiere encontrar la raíz y arrancarla una por una.