En realidad, el destino es la sombra de la sexualidad. El destino siempre sigue a la sexualidad. Cuando la sexualidad desaparece, la sombra también desaparecerá rápidamente. Además, existe una fórmula que circula para calcular el destino: la edad a la que un hombre pierde su vida sexual x 1.2. Es la cantidad de años que te quedan. ¿En qué año perdiste tu vida sexual? No me digas que en tus 30 años.