Muchas personas dicen que el comienzo de Estados Unidos en abrazar las criptomonedas es un cambio de actitud. En realidad, solo hay un número que impulsa esto: 37 billones de dólares.

No es una exageración, sino el tamaño actual de la deuda pública de Estados Unidos. El sistema financiero tradicional ya no puede digerir esa magnitud.

Estados Unidos nunca ha pagado realmente su deuda

Al revisar la historia, se entiende que en la historia de Estados Unidos nunca se ha "pagado completamente" la deuda. La solución en realidad es una: mediante la expansión monetaria, diluir la deuda en la inflación.

Así fue después de la Segunda Guerra Mundial. Así fue en los años 70. Y después de la pandemia, sigue siendo así.

Pero esta vez, la escala es absurda.

La verdadera identidad de las stablecoins

No te dejes engañar por las palabras de "innovación en pagos". Las stablecoins, en esencia, son una externalización de la estructura de deuda.

USDT y USDC utilizan bonos del Tesoro de EE. UU. como reservas subyacentes. Los usuarios globales que poseen estas stablecoins, en pocas palabras, están "dividiendo la obligación de deuda a nivel mundial". Cuando el dólar se devalúa, el costo de la dilución ya no recae solo en Estados Unidos, sino que lo asumen los usuarios de todo el mundo. Esto en realidad es una versión mejorada del sistema de hegemonía del dólar: usando la narrativa de descentralización, se logra un objetivo centralizado.

Por qué se "permitió" Bitcoin

La clave está en que Bitcoin no requiere la participación directa del gobierno.

Legalización de ETF, asignación de activos institucionales, informes financieros corporativos... todos estos pasos son impulsados completamente por el mercado. El gobierno no necesita hacer nada en el proceso, el mercado se encarga de la valoración y el sistema de absorberlo. Muy inteligente.

Todos los indicios en conjunto

Verás que esto no es en absoluto una cuestión de elección.

La imposibilidad de resolver la deuda es una realidad objetiva. La explosión de los activos digitales es en realidad el resultado inevitable de este dilema. Apoyo político, entrada de instituciones, asignación empresarial—todo esto parece una coincidencia, pero en realidad apunta en la misma dirección.

¿Es esto una reconstrucción financiera o una toma de control global? Quizás ambas cosas sean correctas.