Cuando el mercado sube, el optimismo está disperso y hay desacuerdos. Las personas atrapadas con pérdidas están ansiosas por comprar en mínimos y salir, mientras que las que ganan dinero cierran sus posiciones en cuanto ven una buena oportunidad. Cada vez que el mercado rompe un nivel clave, enfrentará presión de venta, esto es como remar contra la corriente, se necesita un flujo constante de dinero real para impulsar hacia arriba.

Pero una vez que empieza a caer, el pánico se convierte en una bestia contagiosa y generalizada. Las ventas masivas, los liquidaciones por apalancamiento, las órdenes de stop-loss que surgen con furia, todos venden sin importar el costo, hasta que la liquidez se agota por completo, y la caída es tan rápida que no da tiempo a reaccionar.

Las matemáticas son así de duras. Una criptomoneda que cae de 10 yuanes a 5 yuanes ha sufrido una caída del 50%. Suena poco, ¿verdad? Pero ahora, para volver a 10 yuanes desde 5, necesita subir un 100%.

Con la misma cantidad de 100 yuanes: perder el 50% deja solo 50 yuanes. Pero para que esos 50 yuanes ganen un 50%, deben llegar a 75 yuanes — todavía muy lejos de recuperar el capital.

Esta es la verdad matemática de la asimetría en los precios. Cuando cae, la bajada es rápida y profunda; para subir, hay que avanzar paso a paso. En el nivel psicológico del mercado, la coherencia en las ventas es mucho mayor que la firmeza en las compras. Por eso, en un mercado volátil, las caídas suelen ser más rápidas y feroces que las subidas.