Siempre que surgen desafíos en el sector bancario tradicional, suelen desaparecer sin causar mucha interrupción. Los grandes actores navegan estas tormentas con facilidad, manteniendo su control absoluto sobre la generación de tarifas, el dominio del mercado y los retornos para los accionistas. Su posición en mercados establecidos los mantiene a la cabeza en la carrera por las ganancias y la ventaja competitiva. Mientras tanto, sus precios de acciones reflejan la confianza de los inversores en su capacidad para soportar cualquier tormenta. Es un patrón que se ha mantenido estable durante años—las amenazas vienen, las amenazas van, pero las ganancias siguen fluyendo.