¡Trump firma la orden lunar! Los estadounidenses volverán a la Luna en 2028 y construirán una central nuclear en 2030

Cuando el 18 de diciembre, hora local, la Casa Blanca de Estados Unidos emitió un comunicado en el que se afirmaba que Trump firmó ese día una orden ejecutiva para establecer una visión de política espacial de “Estados Unidos primero”, asegurando que EE. UU. “liderará el mundo” en exploración espacial, seguridad y comercio. La orden exige que los estadounidenses regresen a la Luna en 2028 y establezcan las instalaciones iniciales de una estación lunar permanente antes de 2030, además de desplegar reactores nucleares en la Luna y en órbita.

Cronograma radical para el alunizaje en 2028 y la planta nuclear en 2030

川普要求2028年重返月球

La orden ejecutiva firmada por Trump establece un cronograma sumamente ambicioso. Volver a la Luna en 2028 significa que solo quedan 3 años, mientras que el programa Apolo desde que el presidente Kennedy anunció la misión hasta que Armstrong pisó la Luna tomó 8 años. Aunque la tecnología actual es más avanzada, la complejidad de la misión lunar no ha disminuido, incluyendo el desarrollo de cohetes pesados, diseño de módulos lunares, entrenamiento de astronautas y planificación de misiones.

Construir las instalaciones iniciales de una estación lunar permanente antes de 2030 representa un desafío sin precedentes. No se trata de visitas cortas, sino de crear una base capaz de soportar la presencia humana a largo plazo. La estación permanente debe resolver: sistemas de soporte vital (recycling de oxígeno, agua y alimentos), protección contra radiación (la Luna no tiene atmósfera ni campo magnético), suministro de energía (que es donde juegan un papel clave los reactores nucleares), y comunicación y suministro de recursos con la Tierra.

Desplegar reactores nucleares en la Luna y en órbita es el núcleo del plan. El entorno extremo en la superficie lunar reduce la eficiencia y estabilidad de la energía solar, con noches lunares que duran hasta 14 días terrestres, durante los cuales la energía solar es inutilizable. Los reactores de fisión nuclear pueden proporcionar energía suficiente y continua, y son menos afectados por las condiciones del entorno lunar. La NASA ha indicado previamente que trabaja con el Departamento de Energía y la industria para desarrollar sistemas de generación nuclear de 40 kW en la superficie lunar, con un cronograma que ahora se adelanta para completar la implementación de sistemas de 100 kW antes de 2030.

Tres hitos del plan lunar de Trump

2028 alunizaje: Los astronautas estadounidenses vuelven a pisar la superficie lunar, 56 años después del Apollo 17 (1972)

2030 estación permanente: Instalaciones iniciales, incluyendo módulos habitables, laboratorios y sistemas de soporte vital, para soportar presencia prolongada

2030 despliegue del reactor nuclear: Sistema de generación nuclear de 100 kW en funcionamiento, proporcionando energía estable a la estación

La orden también exige reemplazar la Estación Espacial Internacional (EEI) antes de 2030. La EEI comenzó a construirse en 1998, con una retirada originalmente prevista para 2024, pero extendida hasta 2030. La estrategia de Trump busca impulsar la innovación y la inversión privada mediante la modernización de la infraestructura de lanzamiento y el desarrollo de vías comerciales, permitiendo que empresas como SpaceX, Blue Origin y otras asuman roles mayores.

Sean Duffy lidera consulta de 60 días con NASA

El secretario de Transporte de EE. UU. y director interino de la NASA, Sean Duffy, liderará este plan. Según instrucciones filtradas, acelerar la construcción de reactores en la superficie lunar ayudará a avanzar en las misiones de exploración lunar de EE. UU. La iniciativa establecerá un cronograma concreto para la misión de la NASA de lanzar y desplegar un reactor nuclear de 100 kW en la Luna antes de 2030, alineándose con los planes previos.

La orden requiere que NASA consulte a la industria en 60 días y nombre responsables para coordinar el proyecto. Este período de consulta es crucial, ya que determinará qué empresas tienen capacidad para participar en un plan valuado en varios miles de millones de dólares. SpaceX, con su cohete Starship y visión de colonización de Marte, es el principal candidato. Blue Origin con su cohete New Glenn y el módulo lunar Blue Moon también compiten. Aunque Boeing, Lockheed Martin y otros gigantes aeroespaciales tienen experiencia, su ritmo de innovación es menor comparado con las startups.

Duffy afirmó el día 5 que, aunque la energía solar será clave en algunas áreas de la Luna, la tecnología de fisión nuclear será fundamental para futuras misiones de exploración profunda. EE. UU. ya invierte cientos de millones en investigación en este campo. La NASA ha mencionado que trabaja con el Departamento de Energía y la industria para desarrollar sistemas de generación nuclear de 40 kW en la superficie lunar, con planes de desplegar sistemas de 100 kW en la década de 2030, pero ahora el cronograma se ha acelerado y la escala se ha duplicado.

La orden instruye al asesor científico y técnico del presidente coordinar la política espacial nacional y a las agencias federales ejecutar la orden, incluyendo simplificación de compras, implementación de estrategias de seguridad espacial y aseguramiento de recursos humanos adecuados. La coordinación interinstitucional es vital para un plan de esta magnitud, involucrando a NASA (exploración), Departamento de Energía (reactores nucleares), Defensa (seguridad) y Comercio (vías comerciales).

Nueva carrera espacial y presión geopolítica

Analistas señalan que acelerar la construcción de sistemas nucleares en la Luna busca sentar las bases energéticas para futuras misiones humanas a largo plazo en la Luna y Marte, además de ganar ventaja en una nueva carrera espacial. La “ventaja” aquí se refiere principalmente a la posición respecto a China.

China ha acelerado en la última década su programa espacial, logrando hitos como las misiones Chang’e, Tianwen-1 en Marte y la construcción de la estación espacial Tiangong. China planea realizar una misión tripulada a la Luna antes de 2030 y establecer una base científica en el polo sur lunar. Estos cronogramas se superponen con los de Trump, evidenciando una competencia real en el espacio.

El polo sur lunar es un foco de competencia. Los cráteres en sombra permanente podrían contener hielo de agua, recurso valioso para bases lunares (que puede descomponerse en hidrógeno y oxígeno para agua, respiración y combustible). Quien primero establezca una base en el polo sur tendrá ventaja estratégica en futuras exploraciones profundas. Las misiones chinas Chang’e 7 y 8 apuntan allí, al igual que el programa Artemis de EE. UU.

La estrategia nuclear es clave para la independencia energética. Las bases lunares que dependan solo de energía solar deben descansar durante la noche lunar o usar almacenamiento. Los reactores nucleares pueden ofrecer energía 24/7, soportando minería, fabricación, experimentos científicos y comunicaciones. Además, dominar la tecnología nuclear lunar dará ventajas decisivas en futuras misiones a Marte, donde la distancia y la menor eficiencia solar complican la generación de energía.

La orden busca impulsar la innovación privada mediante la modernización de infraestructura de lanzamiento y vías comerciales, siguiendo un modelo de “gobierno liderando, empresas ejecutando”. El gobierno fija metas y cronogramas, financia y apoya políticas, pero las tecnologías de cohetes, módulos lunares y reactores serán desarrolladas por empresas privadas. Este modelo de colaboración público-privada ya ha demostrado éxito con SpaceX, siendo más eficiente y económico que el desarrollo interno tradicional de la NASA.

Para el mercado de criptomonedas, este ambicioso plan espacial puede implicar inversiones de billones de dólares, elevando la deuda y la inflación. Si la inflación aumenta, la Reserva Federal tendrá menos margen para reducir tasas, afectando negativamente a activos de riesgo como Bitcoin. Sin embargo, la comercialización del sector espacial puede generar nuevos modelos de pago y financiamiento, y la tecnología blockchain podría aplicarse en derechos de recursos, acuerdos internacionales y financiamiento de misiones. Además, estos grandes proyectos suelen elevar la confianza del mercado y la apetencia por el riesgo, beneficiando indirectamente a las criptomonedas.

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