Trump escribe personalmente las placas conmemorativas en el pórtico oeste de la Casa Blanca, reemplazando el retrato de Biden por un bolígrafo automático
La cadena de televisión estadounidense ABC reportó el 18 que el expresidente Trump ha instalado nuevas placas conmemorativas debajo de los retratos de ex presidentes en el pórtico oeste de la Casa Blanca, que él mismo diseñó previamente. La portavoz de la Casa Blanca, Carolyn Leavitt, confirmó en un comunicado que muchas de estas placas fueron “escritas personalmente por el presidente”.
Esta acción ha generado controversia de inmediato. Según los informes, las placas relacionadas con los expresidentes recientes reflejan un estilo muy personal, similar a las publicaciones en las redes sociales de Trump, con signos de puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas de manera improvisada, incluyendo abundantes signos de exclamación. Además, se señala que estos comentarios “insultan y atacan sin fundamento” a algunos ex presidentes, como Biden y Obama.
Lo más llamativo es que el retrato de Biden no es un retrato tradicional, sino un bolígrafo automático. Este diseño irónico sugiere que Biden, durante su mandato, firmó muchas órdenes ejecutivas pero careció de logros sustanciales. La placa debajo dice claramente: “Sleepy Joe es el peor presidente de la historia”, y añade que “asumió el cargo en la elección más corrupta de la historia de EE. UU.”
En contraste, los otros presidentes tienen retratos tradicionales, solo Biden recibe un “trato especial”. Además, el retrato de Trump aparece dos veces, representando a los 45º y 47º presidentes de EE. UU., transmitiendo un mensaje político fuerte: Trump se posiciona como un punto de inflexión en la política estadounidense.
En septiembre de este año, Trump instaló retratos de ex presidentes en el pórtico oeste de la Casa Blanca. En una entrevista en noviembre con Fox News, insinuó que colocaría esas placas, diciendo que cada una describiría las acciones de cada presidente durante su mandato. Ahora, el contenido de esas placas revela que la definición de “acciones” de Trump tiene un fuerte carácter personal.
) Obama acusado de espiar la campaña y fabricar el caso Russiagate, placa de Clinton menciona la derrota de Hillary
Las palabras que describen a Obama lo califican como “una de las figuras políticas más controvertidas de la historia de EE. UU.”, una valoración en sí misma muy polémica. La placa también acusa: “Espió la campaña presidencial de Donald Trump en 2016 y lideró la fabricación del ‘Russiagate’”.
Estas acusaciones han sido el núcleo de la narrativa de Trump y sus seguidores durante mucho tiempo. Creen que la administración de Obama utilizó agencias de inteligencia para espiar indebidamente al equipo de campaña de Trump y que, mediante la investigación del llamado “Russiagate”, intentaron socavar la legitimidad de Trump. Sin embargo, estas afirmaciones nunca han sido respaldadas con pruebas concluyentes; el informe de Mueller, aunque no encontró evidencia de colusión entre Trump y Rusia, tampoco confirmó que Obama liderara alguna “estafa”.
Incluir estas acusaciones controvertidas y no verificadas en las placas oficiales de la Casa Blanca es un acto sin precedentes en la tradición presidencial estadounidense. Aunque los ex presidentes suelen mantener un respeto básico por sus predecesores en público, esto se considera una parte importante de la cultura política de EE. UU. La acción de Trump claramente rompe con esa tradición.
En la placa del ex presidente Clinton, se lee: “El presidente Clinton y su esposa Hillary perdieron ante Donald Trump y ya no ocupan la Casa Blanca”. El énfasis no está en los logros de Clinton, sino en el hecho de que su esposa Hillary fue derrotada en las elecciones de 2016. Este modo de narrar nuevamente muestra que Trump ve estas placas como herramientas para reforzar su narrativa política, no como un registro objetivo de la historia.
Estilo de las placas similar a publicaciones en redes sociales, la tradición presidencial estadounidense es alterada
El informe destaca que el estilo de estas placas es sorprendentemente similar al de las publicaciones en redes sociales de Trump: signos de puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas de manera improvisada, llenas de signos de exclamación, con un lenguaje directo y cargado de emociones personales. Este “gobierno en Twitter” ahora se extiende al espacio físico de la Casa Blanca.
Para quienes conocen el estilo de gobernar de Trump, esto no resulta sorprendente. Trump nunca ocultó su aversión a los oponentes políticos ni consideró necesario seguir las normas tradicionales de la investidura presidencial. En su visión, esa “corrección política” es una hipocresía del establishment de Washington, y su misión es romper esas reglas.
Pero los críticos argumentan que las placas en la residencia presidencial no son iguales a las cuentas personales en redes sociales. La Casa Blanca representa la autoridad de la institución y la continuidad histórica, no un espacio para publicar opiniones personales. Escribir evaluaciones polémicas y ataques en las placas oficiales puede dañar la dignidad del cargo presidencial.
Un problema más profundo es cómo esta práctica afecta la cultura política de EE. UU. Si cada presidente puede atacar y denigrar públicamente a su predecesor en la Casa Blanca, ¿dónde queda la línea? ¿No puede esto aumentar aún más la polarización política ya extrema?
Manifestación física de la polarización política y su impacto a largo plazo en el sistema estadounidense
El incidente de las placas de Trump es, en esencia, una manifestación concreta de la polarización política en EE. UU. en el espacio físico de la Casa Blanca. Refleja varias tendencias más amplias: el colapso de las normas tradicionales, el ascenso de la personalización de la política y la importancia del relato en la era de la “posverdad”.
Desde la perspectiva de Trump, estas placas son una corrección a la “historia distorsionada por los medios y el establishment”. Sus seguidores pueden considerarlas una expresión honesta, una oportunidad para que un presidente diga la “verdad” en lugar de seguir discursos oficiales.
Desde el punto de vista institucional, sin embargo, esta práctica puede sentar un peligroso precedente. Si futuros presidentes demócratas imitan esta estrategia y colocan evaluaciones similares en la Casa Blanca contra Trump, la continuidad y autoridad del sistema presidencial estadounidense podrían verse aún más erosionadas.
Cabe destacar que la portavoz de la Casa Blanca enfatizó que estas placas son “escritas personalmente por el presidente”, lo que indica que el equipo de Trump las considera una declaración política importante, no solo una decoración histórica. Estos textos están cuidadosamente pensados para consolidar la narrativa de Trump sobre la historia política moderna de EE. UU.
En este marco, Biden sería “el peor presidente”, Obama sería “el controvertido creador del engaño”, y Trump, con dos mandatos, un reformador que desafía el establishment y habla en nombre del pueblo estadounidense. Reforzar esta narrativa es clave para que Trump mantenga su base de apoyo y tenga influencia en las elecciones intermedias de 2026.
Reacción del mercado y relación con las políticas cripto
Para los mercados financieros y los inversores en Cripto, este evento puede tener un significado que va más allá del simple espectáculo político. La crítica abierta de Trump a sus predecesores, especialmente Biden y Obama, sugiere que planea revertir completamente el legado de estos.
Las políticas de regulación de Cripto durante la era de Biden, en particular la estrategia de “enfoque en la aplicación” de la SEC con Gary Gensler, han sido un dolor de cabeza para la industria. La fuerte crítica de Trump a Biden proporciona un marco narrativo para promover políticas pro-cripto: si Biden es “el peor presidente”, entonces deshacer su marco regulatorio sería legítimo y necesario.
Asimismo, las acusaciones de Trump contra Obama por “fabricar el engaño” coinciden con su narrativa de un “gobierno profundo” y conspiraciones del establishment. Esta narrativa resuena en la comunidad de Cripto, donde muchos creen que las instituciones financieras tradicionales y los reguladores conspiran para suprimir tecnologías descentralizadas.
Desde esta perspectiva, las placas en la Casa Blanca no solo son un acto político, sino también una parte de la estrategia de Trump para legitimar su cambio de políticas —incluyendo las relacionadas con las Criptomonedas—, creando un espacio político mayor para sus reformas radicales.
El mercado no reaccionó de forma significativa a este evento, con los índices y las criptomonedas moviéndose más por datos de inflación y políticas de IA ese día. Sin embargo, a largo plazo, la continua confrontación de Trump con las normas políticas y su negación del legado de sus predecesores podrían generar mayor incertidumbre en las políticas futuras.
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La placa en la Casa Blanca de Trump: Biden el peor presidente de la historia, Obama acusado de espionaje y del caso de Rusia
Trump escribe personalmente las placas conmemorativas en el pórtico oeste de la Casa Blanca, reemplazando el retrato de Biden por un bolígrafo automático
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La cadena de televisión estadounidense ABC reportó el 18 que el expresidente Trump ha instalado nuevas placas conmemorativas debajo de los retratos de ex presidentes en el pórtico oeste de la Casa Blanca, que él mismo diseñó previamente. La portavoz de la Casa Blanca, Carolyn Leavitt, confirmó en un comunicado que muchas de estas placas fueron “escritas personalmente por el presidente”.
Esta acción ha generado controversia de inmediato. Según los informes, las placas relacionadas con los expresidentes recientes reflejan un estilo muy personal, similar a las publicaciones en las redes sociales de Trump, con signos de puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas de manera improvisada, incluyendo abundantes signos de exclamación. Además, se señala que estos comentarios “insultan y atacan sin fundamento” a algunos ex presidentes, como Biden y Obama.
Lo más llamativo es que el retrato de Biden no es un retrato tradicional, sino un bolígrafo automático. Este diseño irónico sugiere que Biden, durante su mandato, firmó muchas órdenes ejecutivas pero careció de logros sustanciales. La placa debajo dice claramente: “Sleepy Joe es el peor presidente de la historia”, y añade que “asumió el cargo en la elección más corrupta de la historia de EE. UU.”
En contraste, los otros presidentes tienen retratos tradicionales, solo Biden recibe un “trato especial”. Además, el retrato de Trump aparece dos veces, representando a los 45º y 47º presidentes de EE. UU., transmitiendo un mensaje político fuerte: Trump se posiciona como un punto de inflexión en la política estadounidense.
En septiembre de este año, Trump instaló retratos de ex presidentes en el pórtico oeste de la Casa Blanca. En una entrevista en noviembre con Fox News, insinuó que colocaría esas placas, diciendo que cada una describiría las acciones de cada presidente durante su mandato. Ahora, el contenido de esas placas revela que la definición de “acciones” de Trump tiene un fuerte carácter personal.
) Obama acusado de espiar la campaña y fabricar el caso Russiagate, placa de Clinton menciona la derrota de Hillary
Las palabras que describen a Obama lo califican como “una de las figuras políticas más controvertidas de la historia de EE. UU.”, una valoración en sí misma muy polémica. La placa también acusa: “Espió la campaña presidencial de Donald Trump en 2016 y lideró la fabricación del ‘Russiagate’”.
Estas acusaciones han sido el núcleo de la narrativa de Trump y sus seguidores durante mucho tiempo. Creen que la administración de Obama utilizó agencias de inteligencia para espiar indebidamente al equipo de campaña de Trump y que, mediante la investigación del llamado “Russiagate”, intentaron socavar la legitimidad de Trump. Sin embargo, estas afirmaciones nunca han sido respaldadas con pruebas concluyentes; el informe de Mueller, aunque no encontró evidencia de colusión entre Trump y Rusia, tampoco confirmó que Obama liderara alguna “estafa”.
Incluir estas acusaciones controvertidas y no verificadas en las placas oficiales de la Casa Blanca es un acto sin precedentes en la tradición presidencial estadounidense. Aunque los ex presidentes suelen mantener un respeto básico por sus predecesores en público, esto se considera una parte importante de la cultura política de EE. UU. La acción de Trump claramente rompe con esa tradición.
En la placa del ex presidente Clinton, se lee: “El presidente Clinton y su esposa Hillary perdieron ante Donald Trump y ya no ocupan la Casa Blanca”. El énfasis no está en los logros de Clinton, sino en el hecho de que su esposa Hillary fue derrotada en las elecciones de 2016. Este modo de narrar nuevamente muestra que Trump ve estas placas como herramientas para reforzar su narrativa política, no como un registro objetivo de la historia.
Estilo de las placas similar a publicaciones en redes sociales, la tradición presidencial estadounidense es alterada
El informe destaca que el estilo de estas placas es sorprendentemente similar al de las publicaciones en redes sociales de Trump: signos de puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas de manera improvisada, llenas de signos de exclamación, con un lenguaje directo y cargado de emociones personales. Este “gobierno en Twitter” ahora se extiende al espacio físico de la Casa Blanca.
Para quienes conocen el estilo de gobernar de Trump, esto no resulta sorprendente. Trump nunca ocultó su aversión a los oponentes políticos ni consideró necesario seguir las normas tradicionales de la investidura presidencial. En su visión, esa “corrección política” es una hipocresía del establishment de Washington, y su misión es romper esas reglas.
Pero los críticos argumentan que las placas en la residencia presidencial no son iguales a las cuentas personales en redes sociales. La Casa Blanca representa la autoridad de la institución y la continuidad histórica, no un espacio para publicar opiniones personales. Escribir evaluaciones polémicas y ataques en las placas oficiales puede dañar la dignidad del cargo presidencial.
Un problema más profundo es cómo esta práctica afecta la cultura política de EE. UU. Si cada presidente puede atacar y denigrar públicamente a su predecesor en la Casa Blanca, ¿dónde queda la línea? ¿No puede esto aumentar aún más la polarización política ya extrema?
Manifestación física de la polarización política y su impacto a largo plazo en el sistema estadounidense
El incidente de las placas de Trump es, en esencia, una manifestación concreta de la polarización política en EE. UU. en el espacio físico de la Casa Blanca. Refleja varias tendencias más amplias: el colapso de las normas tradicionales, el ascenso de la personalización de la política y la importancia del relato en la era de la “posverdad”.
Desde la perspectiva de Trump, estas placas son una corrección a la “historia distorsionada por los medios y el establishment”. Sus seguidores pueden considerarlas una expresión honesta, una oportunidad para que un presidente diga la “verdad” en lugar de seguir discursos oficiales.
Desde el punto de vista institucional, sin embargo, esta práctica puede sentar un peligroso precedente. Si futuros presidentes demócratas imitan esta estrategia y colocan evaluaciones similares en la Casa Blanca contra Trump, la continuidad y autoridad del sistema presidencial estadounidense podrían verse aún más erosionadas.
Cabe destacar que la portavoz de la Casa Blanca enfatizó que estas placas son “escritas personalmente por el presidente”, lo que indica que el equipo de Trump las considera una declaración política importante, no solo una decoración histórica. Estos textos están cuidadosamente pensados para consolidar la narrativa de Trump sobre la historia política moderna de EE. UU.
En este marco, Biden sería “el peor presidente”, Obama sería “el controvertido creador del engaño”, y Trump, con dos mandatos, un reformador que desafía el establishment y habla en nombre del pueblo estadounidense. Reforzar esta narrativa es clave para que Trump mantenga su base de apoyo y tenga influencia en las elecciones intermedias de 2026.
Reacción del mercado y relación con las políticas cripto
Para los mercados financieros y los inversores en Cripto, este evento puede tener un significado que va más allá del simple espectáculo político. La crítica abierta de Trump a sus predecesores, especialmente Biden y Obama, sugiere que planea revertir completamente el legado de estos.
Las políticas de regulación de Cripto durante la era de Biden, en particular la estrategia de “enfoque en la aplicación” de la SEC con Gary Gensler, han sido un dolor de cabeza para la industria. La fuerte crítica de Trump a Biden proporciona un marco narrativo para promover políticas pro-cripto: si Biden es “el peor presidente”, entonces deshacer su marco regulatorio sería legítimo y necesario.
Asimismo, las acusaciones de Trump contra Obama por “fabricar el engaño” coinciden con su narrativa de un “gobierno profundo” y conspiraciones del establishment. Esta narrativa resuena en la comunidad de Cripto, donde muchos creen que las instituciones financieras tradicionales y los reguladores conspiran para suprimir tecnologías descentralizadas.
Desde esta perspectiva, las placas en la Casa Blanca no solo son un acto político, sino también una parte de la estrategia de Trump para legitimar su cambio de políticas —incluyendo las relacionadas con las Criptomonedas—, creando un espacio político mayor para sus reformas radicales.
El mercado no reaccionó de forma significativa a este evento, con los índices y las criptomonedas moviéndose más por datos de inflación y políticas de IA ese día. Sin embargo, a largo plazo, la continua confrontación de Trump con las normas políticas y su negación del legado de sus predecesores podrían generar mayor incertidumbre en las políticas futuras.