Desde la controversia de Doubao hasta la lucha de las grandes empresas: descifrando el dilema legal y de cumplimiento en los teléfonos AI

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Generación de resúmenes en curso

Autor: Mankiw

Introducción: Un «operador de reemplazo» que provoca conflictos sistémicos

Recientemente, una experiencia de usuario discreta ha generado una alta tensión entre la industria de IA y las plataformas de internet—algunos teléfonos con asistentes de IA, al intentar completar automáticamente operaciones como enviar red envelopes en WeChat o realizar pedidos en comercio electrónico mediante comandos de voz, son identificados por el sistema de la plataforma como «posible uso de software externo» y activan alertas de riesgo e incluso restricciones en la cuenta.

A simple vista, esto parece solo un problema de compatibilidad técnica; pero en un contexto industrial más amplio, en realidad revela una lucha estructural sobre «quién tiene el derecho de operar en el teléfono, quién controla la entrada del usuario».

Por un lado, están los fabricantes de teléfonos y los equipos de modelos grandes que desean integrar profundamente la IA en el sistema operativo y lograr una «interacción sin sensación»; por otro, las plataformas de internet que dependen desde hace tiempo de las entradas de aplicaciones, rutas de usuario y ciclos cerrados de datos para construir su ecosistema comercial.

Cuando el «asistente universal» empieza a «hacer por el usuario», ¿es una herramienta de eficiencia o un violador de reglas? Esta cuestión está siendo llevada a la ley por la realidad.

«El futuro ya está aquí» o «una advertencia de riesgo»—una «batalla de código» que sucede tras la pantalla del teléfono

Recientemente, los usuarios con los últimos teléfonos con IA pueden experimentar una escena dramática de «un segundo en el futuro, un segundo de advertencia»: justo cuando admiran la conveniencia, reciben alertas de riesgo de plataformas como WeChat.

Todo comenzó con una colaboración profunda entre el gran modelo «Doubao» de ByteDance y algunos fabricantes de teléfonos. Hoy en día, los asistentes de voz ya no solo consultan el clima, sino que actúan como supermayordomos capaces de «ver la pantalla y simular operaciones».

Imagina esta escena: solo necesitas decirle al teléfono «envía un red envelope en el grupo de fútbol Qingfei» o «ayúdame a comprar las nuevas zapatillas de fútbol Adidas más baratas», y el teléfono automáticamente abrirá aplicaciones, comparará precios y pagará—todo sin que tú muevas un dedo.

Esta tecnología basada en «clics simulados» y «comprensión semántica de la pantalla» ha permitido que la IA tome el control real del teléfono por primera vez. Sin embargo, esta «suavidad» pronto chocó con la «barrera» de las plataformas de internet.

Muchos usuarios descubren que, al usar Doubao AI para operar WeChat, se activan restricciones en la cuenta o incluso reciben advertencias de «posible uso de software externo». Plataformas de comercio como Taobao también son muy cautelosas con este tipo de accesos automatizados. Un blogger comparó: la IA es como un mayordomo que corre por ti, pero que es detenido por la seguridad del centro comercial: «No atendemos a robots».

  • Usuarios desconcertados: ¿Por qué no puedo usar mi propio teléfono, con mi IA autorizada, para hacer estas tareas?
  • Defensa de la plataforma: Mi ecosistema, mi seguridad, no permite «operaciones de reemplazo» externas.

Este pequeño roce técnico en apariencia, en realidad marca otro hito en la historia de internet en China. Ya no se trata solo de competencia por tráfico, sino de un enfrentamiento directo entre el sistema operativo (OS) y las super aplicaciones en torno a la «soberanía digital».

La ofensiva de la lógica comercial—Cuando el «jardín amurallado» enfrenta al «rompedor de muros»

¿Por qué reaccionan tan intensamente Tencent, Alibaba y otros grandes? La respuesta está en el núcleo del modelo de negocio de internet móvil: el «jardín amurallado».

La base comercial de plataformas sociales, de comercio electrónico y de contenido radica en el control exclusivo de las entradas y en la duración del usuario. Cada clic, cada vista, es clave para la monetización por publicidad y la acumulación de datos. La aparición de asistentes de IA a nivel de sistema como Doubao desafía directamente este modelo.

Se trata de una lucha profunda por la «entrada» y los «datos». La IA en teléfonos ha tocado la arteria del negocio de los gigantes de internet, principalmente en tres aspectos:

  1. La crisis de «evitar iconos de clic»:

Cuando los usuarios solo necesitan hablar, la IA realiza las tareas directamente, pudiendo evitar las aplicaciones. Los usuarios ya no necesitan abrir apps para ver productos o anuncios, lo que reduce significativamente la exposición publicitaria y la economía de atención en la plataforma.

  1. La adquisición de activos de datos en forma de «parasitismo»:

La IA «ve» la pantalla para operar y leer información sin necesidad de interfaces abiertas por la plataforma. Es como saltarse las reglas tradicionales de cooperación, accediendo directamente a contenidos, productos y datos en los que la plataforma invierte mucho. Desde la perspectiva de la plataforma, esto es un «aprovechamiento» y puede incluso usar estos datos para entrenar sus propios modelos de IA.

  1. La transformación del «guardia» en la distribución de tráfico:

Antes, el poder de distribuir tráfico residía en las super apps. Ahora, la IA a nivel de sistema se está convirtiendo en el nuevo «interruptor principal». Cuando un usuario pregunta «¿qué recomiendas?», la respuesta de la IA decidirá directamente hacia dónde fluye el tráfico comercial, pudiendo reconfigurar el escenario competitivo.

Por ello, las advertencias y protecciones de las plataformas no son solo rechazo técnico, sino una defensa fundamental de su ecosistema comercial. Esto revela un conflicto profundo entre innovación tecnológica y reglas de plataforma aún no armonizadas.

La preparación ante la tormenta—Análisis profundo de los cuatro riesgos legales de los teléfonos con IA

Como profesionales del derecho, al analizar esta lucha entre teléfonos con IA y grandes empresas, podemos identificar cuatro riesgos legales ineludibles:

1. Límites de competencia: neutralidad técnica sin eximir de responsabilidad

El foco del debate actual es si las operaciones de IA constituyen competencia desleal. Según la Ley de Competencia Desleal, usar medios tecnológicos para obstaculizar el servicio normal de productos en línea puede constituir infracción.

Riesgo de «software externo»: en casos como «Tencent vs 360» y otros recientes sobre «software automatizado para robar red envelopes», la jurisprudencia ha establecido un principio: modificar, interferir o sobrecargar servidores sin permiso, mediante automatización, puede ser competencia desleal. Si la IA «simula clics» para saltarse anuncios o validaciones, afectando el servicio o la lógica comercial, también puede ser considerada infracción.

Problemas de tráfico y compatibilidad: si la IA desvía a los usuarios de la plataforma original o usa sus recomendaciones, puede tratarse de «secuestrar tráfico». Por otro lado, si la plataforma bloquea todos los accesos de IA, debe justificar si esa prohibición es razonable y necesaria para su protección.

2. Seguridad de datos: la información en pantalla es dato personal sensible

La IA necesita «ver» el contenido de la pantalla para ejecutar instrucciones, lo que implica un estricto cumplimiento de la Ley de Protección de Datos Personales.

  • Manejo de información sensible: el contenido de la pantalla suele incluir chats, datos de cuentas, rastros de ubicación, etc., que son datos personales sensibles y requieren el «consentimiento separado» del usuario. La autorización «global» en teléfonos con IA a menudo es cuestionable. Si la IA «ve» y procesa información privada al cumplir órdenes de reserva, puede violar el principio de «mínimo necesario».
  • Dificultad en determinar el responsable: ¿los datos se procesan localmente en el teléfono o en la nube? Si hay filtraciones, ¿cómo se distribuyen las responsabilidades entre fabricante y proveedor de IA? Los acuerdos de usuario actuales suelen ser ambiguos, creando riesgos de cumplimiento.

3. Controversia antimonopolio: ¿tiene la plataforma derecho a rechazar la integración de IA?

Futuras litigaciones pueden centrarse en «infraestructura esencial» y «rechazo a la transacción».

Los fabricantes de teléfonos con IA pueden argumentar: WeChat, Taobao ya son infraestructura pública, y rechazar su acceso sin justificación sería abuso de posición dominante, obstaculizando la innovación tecnológica.

Las plataformas pueden defenderse: la apertura de datos debe basarse en la seguridad y protección de derechos de propiedad. Permitir que la IA lea datos sin autorización puede vulnerar medidas de protección tecnológica y dañar derechos de usuarios y plataformas.

4. Responsabilidad del usuario: ¿quién paga cuando la IA comete errores?

Al convertir la IA en «agente», surgen problemas civiles de responsabilidad.

  • Efectividad del acto de agencia: si la IA compra un producto equivocado por malentendido (como interpretar un «teléfono barato» como un clon), ¿es un error grave o una actuación indebida? ¿Puede el usuario reclamar reembolso por «no ser la propia operación»?
  • Pérdidas por bloqueo de cuenta: si el usuario pierde acceso a una cuenta por usar IA, puede reclamar a la fabricante. La clave está en si en la venta se informó claramente de ese riesgo. Si no, la fabricante puede enfrentar reclamaciones colectivas.

Esta lucha no solo es tecnológica, sino que redefine en la práctica los límites legales de propiedad de datos, responsabilidad de plataformas y autorización del usuario. Tanto los fabricantes de IA como las plataformas deben encontrar un equilibrio claro entre innovación y cumplimiento.

Conclusión: límites de derechos y espíritu contractual

La fricción entre Doubao y las grandes empresas revela, en apariencia, un conflicto de productos, pero en realidad muestra una ruptura entre el orden antiguo y el nuevo: el modelo centrado en aplicaciones está siendo desplazado por experiencias interconectadas basadas en IA.

Como profesionales del derecho, vemos claramente que el marco legal actual se muestra insuficiente frente a la intervención de la inteligencia artificial general. La simple «prohibición» o «bypass» no son soluciones sostenibles. El camino futuro quizás no esté en seguir usando técnicas como la «simulación de clics» para evadir reglas, sino en promover un estándar de interfaz de interacción de IA.

En un escenario donde las reglas aún no están claras, rendimos homenaje a quienes en la frontera de la IA persisten en explorar y promover la tecnología con ética. También debemos ser conscientes: respetar los límites suele ser más efectivo a largo plazo que la simple subversión.

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