La Máquina Virtual de Ethereum (EVM) funciona como una supercomputadora descentralizada, ejecutando contratos inteligentes y alojando aplicaciones descentralizadas (DApps). Desarrollada en Solidity y convertida a bytecode, opera de manera segura en un entorno aislado. Sin embargo, las tarifas de gas impredecibles plantean desafíos para los desarrolladores. El impacto de la EVM se extiende más allá de Ethereum, ya que otras cadenas de bloques adoptan su compatibilidad, creando un entorno de desarrollo unificado.